Existe un sesgo cognitivo llamado aversión a la pérdida, nuestra mente prefiere no perder, antes que ganar, duele más una pérdida de lo que disfrutamos una ganancia y eso nos lleva a tomar decisiones irracionales. Pues a nadie le gusta perder, sabemos que el dinero es escaso y debemos cuidarlo, pero, en ciertas situaciones, ¿tratar de evitar una pérdida nos puede llevar a perder aún más?
Hace tiempo, revisando mi libreta de operaciones, tomé la decisión algo engorrosa, de pasar esos datos a una planilla de Excel, y así poder realizar una comparativa más profunda de mis resultados. Las anotaciones tenían detalles que ningún extracto de broker podía darme.
Al terminar, aparecieron asuntos importantes que ya intuía porque los sentía en el día a día. Era un trader que aún no lograba pasar el umbral, ganaba y perdía poco, casi por igual, y a veces dudaba si podría estar a la altura de este trabajo.
Cometía errores, pero uno en particular era tan claro y recurrente que me enojé conmigo mismo, porque ya sabía lo que ocurría y sin embargo no podía manejarlo, y no hablo de las condiciones de un mercado impredecible, hablo de algo que yo sí podía controlar, que era cuánto dinero estaba dispuesto a perder, en un trade, en un día, en un mes.
Una de las primeras cosas que aprendí a los golpes, fue tradear siempre con stop loss, y con una gestión de riesgo bien calculada, que me permitiera sobrevivir en el mercado.
El stop loss representa un punto en el que si el precio, cualquiera fuera el activo, tira en nuestra contra, al llegar allí el trade se cierra automáticamente. El stop debe colocarse de forma técnica en zonas protegidas donde más allá de ellas se rompe la idea de trading, donde la operación pierde sentido, y se debe asumir esa pérdida, calculada, como algo normal. ¿Qué ocurría en esos trades catastróficos que arruinaban mi estadística, y mi confianza?. Sufría del sesgo de aversión a la pérdida.
Movía el stop loss cuando el precio iba en mi contra
¿Por qué? Para no perder, por el sesgo cognitivo de la aversión a la pérdida. Para seguir dentro de una operación aunque ya no tuviera sentido, con la tonta esperanza que el precio se diera vuelta y no me quitaran mi dinero. Para colmo, cada vez que lo hacía sentía culpa por no cumplir el plan y un verdadero sufrimiento al ver como esos números rojos se agrandaban en minutos.
No siempre, pero algunas veces me llevaba a tener pérdidas mayores al stop loss fijado al inicio de la operación, porque hay días que el precio toma impulso en una dirección y si te agarra posicionado en contra no te da chance, no vuelve nunca y en algún momento hay que cortar la sangría.
Todo mal
Lo mejor que podía pasar era que moviera el stop a mi máximo riesgo diario, pero era más habitual promediar agregando posiciones hasta que terminaba cerrando bastante más allá del riesgo máximo, y alguna vez también mantuve las pérdidas hasta que saltó el Margin Call, que es cuando el broker cierra forzosamente la posición porque ya no tienes dinero suficiente en la cuenta para mantenerla abierta.
Pues así de simple, repetir ese error estaba arruinando mi carrera de trader. Hice el ejercicio de quitar esas operaciones puntuales del historial, representaban un pequeño porcentaje pero sin ellas los números eran verdes, con altibajos, pero verdes. Debía convertir eso en realidad.
Ya no mover el stop y entender el sesgo de aversión a la pérdida
Cuando ponemos un stop, es porque seguimos un plan, porque ya hicimos un análisis, vimos una oportunidad y entramos. Ya estamos en ese mar de incertidumbre, podemos gestionar cuando el precio tira a favor, podemos mover el stop a brake even, o podemos hacer trailing intentando estirar las ganancias lo máximo posible, o esperar que llegue al take profit, lo que nos marque nuestro plan, pero mover el stop loss en contra jamás.
Las pérdidas son inevitables, olvida la aversión a la pérdida y aprende.
Aún cuesta controlarme, en el ambiente se llaman días de locura, y sí, soy un ser humano y a veces sigo actuando de manera totalmente irracional, pero ya no tanto, porque ahora entiendo lo que me pasa en el momento que me pasa, y tengo ese atisbo de inteligencia para apagar la plataforma y alejarme para hacer otra cosa, porque sé que la bestia puede aparecer.
Aprende a identificar a esa bestia en ti y cuando aparezca ¡aléjate del mercado!.